¿Estás necesitando un préstamo y la entidad financiera ante quien lo estás tramitando te está pidiendo un aval y no tienes claro qué es? Seguramente, el monto que estás solicitando a préstamo es mas allá de módico y por lo tanto, la entidad financiera te solicita un aval. Una vez que leas este artículo te quedará muy claro qué es lo que te están pidiendo de modo que puedas proporcionarlo.
¿Qué es un aval?
En alguna ocasión escuchamos decir que un aval es un tonto con firma y probablemente esa sea una de las definiciones más precisas, aunque graciosa, que hemos escuchado, pero no es del todo correcta.
Poniéndonos serios, hablando de préstamos, se dice que un aval es la persona que asumirá la deuda que contraeremos en caso de que no podamos pagarla. De aquí se deriva la primera definición que te hemos dado. Pero esto, no es del todo cierto, realmente un aval no es una persona jurídica. En sí, el aval es la garantía que esa persona, al que llamaremos avalista, presenta ante la entidad financiera con la que estamos contrayendo la deuda. Por tanto, al hablar de aval, estaremos hablando de la garantía que se ofrece en caso de que no podamos abonar la deuda y el avalista es la persona que ofrece esa garantía.
Entendido lo anterior, el aval no siempre dependerá de un tercero. Hay muchas entidades financieras que aceptan diferentes tipos de avales que pueden ser suministrados por la misma persona que está solicitando el préstamo. Por citar algunos ejemplos, el aval puede ser tu casa, en el caso de que sea propia, tu auto o alguna cantidad disponible.
Para que te quede bien claro, te daremos el ejemplo de un aval
Vamos a suponer que Macarena tiene 20 años y está pidiendo un préstamo por 5.000€ para continuar con sus estudios. Como trabaja medio turno, la entidad financiera decide que quizás no pueda asumir su deuda debido a su bajo sueldo, aún y cuando todavía vive en casa de sus padres y no tiene tantos gastos. Por lo tanto, la entidad financiera le solicita un aval.
Macarena habla con sus padres y uno de ellos se ofrece para ser su avalista. En el caso de que Macarena no pueda abonar a la deuda, esta pasaría a ser deuda de uno de sus padres. Por lo general, la entidad financiera también pedirá muestras de solvencia al padre que se ofrezca como avalista de Macarena.
Tipos de Aval
Como lo mencionamos anteriormente, los avales pueden ser de diferentes tipos. No necesariamente tiene que ser un avalista que se ofrezca a abonar a la deuda en el caso de impago por parte del prestatario. Los siguientes, son algunos ejemplos de diferentes tipos de aval:
El aval personal suele ser el caso más conocido: una persona, el avalista, se presenta como garantía de pago en el caso de que el prestatario no pueda pagar la deuda.
El aval bancario, también bastante usual, es cuando un banco con el que se tiene un buen historial se presenta como avalista respondiendo por el avalado en el caso de que incumpla con sus obligaciones.
El aval de propiedad, en el cual el aval es un bien o propiedad que se pone como garantía. Este puede ser un vehículo propio o un bien inmueble propiedad del avalado.
El aval técnico, el cual no aplica a préstamos, pero para que sepas qué es, es el que se suele exigir en proyectos estatales como una garantía de que el proyecto se realizará.
¿En qué situaciones se nos puede exigir un aval?
Si bien un aval no es obligatorio, es un requisito que se solicita para una gran cantidad de transacciones. Uno de los ejemplos más comunes se da en el caso de los préstamos, en el caso de que la entidad financiera, ya sea banco o prestamista, decida exigirlo.
También, es común en el caso de los alquileres, las inmobiliarias suelen solicitan un aval al inquilino. Pero este no es el caso que nos ocupa.
Ten en cuenta, que no necesariamente se te va a pedir un avalista al momento de pedir un préstamo. Esto es más común en el caso de hipotecas que en el de los préstamos personales. Hoy en día, son muy pocas las entidades financieras que solicitan un avalista, esto pudiera presentarse más en los casos de préstamos personales con ASNEF.
Si eres avalista, qué debes hacer
En el caso de que no seas tú la persona que necesita pedir un aval sino que seas requerido por algún familiar o amigo para ser su avalista, por obvias razones, debes confiar lo máximo posible en que la persona que te lo está solicitando podrá ejecutar la deuda. Si te estás convirtiendo en aval de una persona que de antemano sabes que no podrá pagar, es un gran error. ¿Recuerdas la primera definición que te dimos?
Cuando eres el aval de alguien, no hay forma de que puedas escapar de la deuda en caso de que esta recaiga en ti cuando el pagador original no se haga cargo.
Existe la posibilidad de que el contrato del préstamo permita que pueda haber cambio de avalista. Considera esta posibilidad no solo antes de que haya problemas, sino cuando estos aparezcan. En este caso, además de que el contrato admita un cambio de avalista, necesitarás buscar a una persona que te sustituya.
Nuestra recomendación es que sólo te prestes como avalista si crees y confías en la persona a la que vas a avalar más desde el punto de vista económico que desde el punto de vista personal o sentimental. Dinero + familia o amigos, es una pésima combinación.
Préstamos personales si estás en la ASNEF
Y ya que mencionamos anteriormente a la ASNEF, sí es posible que puedas conseguir un préstamo personal aunque pertenezcas a esta infame lista o a cualquiera otra. Esto no quiere decir que todo aquel que forme parte de una lista de morosos pueda pedir un préstamo personal.
Muchos de los prestamistas online que operan hoy en España sí llegan a conceder préstamos personales a personas que están en ASNEF. Primero que nada, cuando haces tu solicitud tienes que declarar que estás en alguna lista de morosos, ya que al analizar tu solicitud siempre verifican tu historial crediticio. En el caso de que omitas esta información, olvídalo, no te otorgarán ni un céntimo en prestamos, aún si la motosidad que te ha llevado a la lista es de unos cuantos euros. La honestidad es una de las cosas que más se valora en una solicitud de préstamo.
Una vez que se valora tu estado de morosidad en la ASNEF o cualquier otra lista, es muy probable que te puedan otorgar el préstamo si tu nivel de morosidad no es grave, y si es moderado, probablemente te exijan un aval. Ahora que ya sabes de qué se trata todo este asunto de avales y avalistas, ya tienes una mejor idea de qué es lo que tienes que hacer.